El canto inicia con Dante que se levanta después del desmayo luego de haber hablado con Paolo y Francesca. Y mientras sigue triste y siente piedad por ellos ve nuevos condenados y nuevas penas.
El tercer círculo donde él se encuentra es el de "eterna, maldita, fría y grave" lluvia que cae siempre con la misma intensidad. Está compuesta con grueso granizo de agua negra y nieve y se derrama en el aire tenebrosa: la tierra al recibir esta lluvia se vuelve fangosa.
Aquí se encuentra Cerbero fiera cruel y aviesa, que ladra con las tres cabezas sobre la gente sumergida en el fango.
También Cerbero es un personaje del Averno de Virgilio y la descripción de Dante se basa en la de su maestro. Pero aquí la bestia es más monstruosa, ya que es una descripción entre humana y bestial y por el hecho de que Cerbero traga el fango tirado por Virgilio, no una focaccia embebida de somnifero como sucedía en el viaje de Eneas. Viene descrito con los ojos rojos, la barba grasienta y negra, la panza inflada y las manos con uñas (no "piernas y garras") con las cuales araña los condenados y los lastima. Además con sus gritos los hace enloquecer de tal forma que quisieran ser sordos (vv 32-33). En la mitología Cerbero es símbolo de codicia (por eso lo encontramos en este canto) y también de discordia, por las luchas entre las tres cabezas: no es casualidad que en el canto se hable de las discordias florentinas.
Cuando Cerbero ve a Dante y Virgilio abre la boca y muestra sus colmillos, sin tener calmo ningún músculo. Entonces Virgilio relaja las manos y tira en sus rugientes fauces dos puños de tierra, que la bestia se apresura a comer, como aquellos perros que deseosos de la comida ladran y después se callan apenas la obtienen.
CANTO SÉPTIMO:
Una vez que bajaron en la cuarta fosa ("lacca", término raro del latín vulgar lacus que está por fosa, cisterna) Dante casi se sorprende de lo que ve y exclama: "¡Ay justicia de Dios! ¿Nuevos trabajos y penas tanto amontonas, cuantas yo vi?" Parafraseando con mucha aproximación a las palabras actuales sería quizás así: "Nadie tendría más fantasía que la justicia divina en el elegir y asignar las penas". A esta frase un poco "frívola" Dante agrega de inmediato una nota de reprobación: "¿Y porqué nuestra culpa nos destruye así?" Sigue una similitud que introduce la pena de los condenados: como las olas que delante aCaribdis (en el Estrecho de Mesina) chocan con esas que provienen de un mar opuesto (porque se encuentran el Mar Tirreno y elMar Jónico) así aquí la gente parecía tomada por un baile.
Después de haber notado la enorme cantidad de personas, Dante inicia a describir la pena: empujar pesos con el pecho a través de la circunferencia del círculo, pero no en ronda. Un grupo ocupa un semicírculo y otro ocupa el otro semicírculo de modo que se chocan en dos puntos diametralmente opuestos. En ese punto ellos se injurian diciéndose recíprocamente "¿Porqué acaparas? ¿Porqué derrochas?", después se voltean y rehacen el semicírculo en la dirección opuesta.
Dante no pregunta de qué pecadores se trata, quizás lo intuyó por el grito, pero dirigiéndose a Virgilio le pregunta si todas las personas con la tonsura que ve a la izquierda son clérigos. Virgilio confirma que se trata de religiosos: papas y cardenales manchados por la culpa de la avaricia. Los de la formación a derecha son aquellos que gastaron sin mesura.
Tradicionalmente se indica a estos pecadores como los avaros y los pródigos. Por primera vez vienen castigados en el Infierno dos pecados análogos pero opuestos en el mismo círculo, unidos a la incontinencia de quien se equivocó "en la abundancia" y en la "escasez". Hasta ahora Dante no había encontrado casos de pecados castigados "en defecto": la ausencia de lujuria es de hechocastidad, comportamiento que en la doctrina cristiana está asimilado a la santidad y a la disciplina religiosa, mientras que en el medioevo no existía un contrario de la gula. De hecho según Vittorio Sermonti si Dante hubiese vivido en nuestros tiempos probablemente también hubiese castigado a los sostenedores de una dieta demasiado rígida que lleva a desordenes alimentarios.
CANTO OCTAVO:
Mientras los dos poetas se están acercando a la torre Dante nota señales luminosos desde la cumbre, a la cual responden señales análogas, apenas visibles desde una torre idéntica y más lejana. Preguntándole el significado a Virgilio, Dante recibe en respuesta que pronto lo verá él mismo en el humo del pantano del Estige.
De hecho, más rápido que cualquier flecha, arriba una barca con un solo remero ("galeoto"), que se presenta gritando a los dos peregrinos: "¡Has llegado al fin alma perversa!", al cual Virgilio responde :"¡Flegias, Flegias, mi señor le dijo, esta vez gritas en vano! Más no nos tendrás sino es pasando el lodo."
Flegias es un personaje mitológico mutado de la Eneida y la Tebaidade Estacio, símbolo de la ira violenta y del fuego. De hecho, según el mito, éste incendió el templo de Apolo en Delfos para vengarse del dios que había seducido a su hija Corónide. Flegias puede también ser visto como símbolo de irreverencia hacia la divinidad. Su semblante no viene descrito y también su rol no es explicado. Si parece imposible que sea el barquero para los pecadores de los círculos inferiores, siendo las almas enviadas después del juicio de Minos, quizás podría ser aquel que toma a los iracundos y los tira al centro del pantano. En todo caso, Dante se preocupa en citar su sobreexcitación, dado por los gritos en la partida y en la llegada de la barca.
Dante no deja de enfatizar que la barca es muy pesada debido a su cuerpo de hombre vivo, mientras que Flegias y Virgilio por si solos no la hacen hundir en el agua.
CANTO NOVENO:
Virgilio continua diciendo como sea normal encontrar resistencia en los muros de Dite, pero Dante ya dejó de escucharlo porque es atraido por un visión inquietante. Cambiando de escena, ahora el poeta nos hace ver en otra dirección: la torre ardiente que él ya había notado al aproximarse a los muros, sobre la cual se alzan tres furias infernales. Ellas son las Erinias, "tintas de sangre", con cuerpo y actitudes femeninas y circundadas o vestidas con serpientes verdes. Otras serpientes tienen como pelo, enlazadas a la cabeza, y vienen de inmediato reconocidas como las siervas de Perséfone, la reina de los lamentos eternos del Infierno. Virgilio las nombra: en el lado izquierdo Megera, a la derechaAlecto, que llora, y Tisífone en el medio. Como las mujeres en los funerales, ellas desesperan, se arañan el pecho y golpean las palmas de las manos.
Dante está aterrorizado y se pega a Virgilio, y cuando las Erinias se precipitan amenazantes sobre ellos dos: "Venga Medusa: a que así lo hagamos piedra, decían todas mirando abajo; que mal del asalto de Teseo nos vengamos." Una vez que dijeron eso Virgilio pide a Dante que cierre los ojos y pone sus propias manos a tapar con seguridad las pupilas del discípulo.
CANTO DÉCIMO:
Apenas terminadas las palabras del poeta se eleva un improvisa voz que pregunta: "¡Oh Toscano, que por la ciudad del fuego transcurres vivo hablando honestamente, plúgate detenerte aquí en este sitio. Por tu forma de hablar es claro y manifiesto que en aquella noble patria habéis nacido, a la cual tal vez fui asaz molesto.
Dante se da vuelta hacia la tumba de donde provino la voz, pero sin alejarse de Virgilio, quien lo anima:
¡Vuélvete! ¿Qué haces?
Míralo a Farinata que allí erguido,
lo verás de la cintura arriba entero.
Aparece entonces este espíritu que se alza de una tumba, del cual Dante nota inmediatamente el orgullo inherente del condenado: la espalda erguida y la frente en alto como si tuviese un gran desprecio por el Infierno ("como teniendo al Infierno en gran desprecio"). El encuentro es con un gran personaje y Virgilio recomienda usar palabras "claras": el diálogo será de hecho uno de los más teatrales de la Divina Comedia.
Farinata degli Uberti fu el líder gibelino más importante de Florencia en el siglo XIII. Derrotó a losgüelfos en 1248 y, tras la muerte de Federico II y el retorno de los güelfos, fue obligado a exiliarse. Acogido en Siena por otras familias gibelinas reorganizó las fuerzas de su facción y, con el apoyo de las tropas de Manfredo de Sicilia, derrotó duramente a las fuerzas güelfos en laBatalla de Montaperti el 4 de septiembre de 1260. Entonces los líderes gibelinos se reunieron en Empoli y se decidió arrasar Florencia: fue Farinata quien bochó la iniciativa, y así volvió triunfante a la ciudad, donde murió en 1264. Solo dos años después, con la Batalla de Benevento los güelfos la retomaron definitivamente, echando a todas las familias gibelinas. Muchos volvieron gradualmente, tras cambiar de credo político, pero los Uberti sufrieron un duro golpe: condenado como hereje casi veinte años después de su muerte, sus huesos fueron exhumados de laiglesia de Santa Reparata y tiradas en el Arno, mientras que sus bienes fueron confiscados a sus descendientes. Dos de sus hijos fueron decapitados en la plaza, un primo fue asesinado a garrotazos, fueron también procesados otros tres hijos, dos sobrinos, y la viuda Adaletta: todos condenados a la hoguera. Dante estuvo presente en la exhumación, que le debe haber dejado una impresión muy fuerte.
*Cuales son las tres inclinaciones que el cielo reprueva?
*Como se llaman las feroces Erinnias?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario